domingo, 27 de septiembre de 2009
¿Quienes son más difíciles?
¿Quiénes son más difíciles de criar: los niños o las niñas? Conoce las respuestas en cada aspecto de la vida...
A menudo, las madres de hijos varones dicen que la crianza del varón consume más tiempo y energía que la de tres mujeres.
Claro que las madres de niñas no están de acuerdo, ya que deben vérselas con un gusto por la moda mucho más exigente, con intereses sociales más precoces, y con una capacidad mucho mayor de sostener y prologar gritos agudos.
¿Verdad o mentira? ¿Realidad o ficción? Posiblemente un padre crea que su hijo es el más difícil del mundo, sobre todo en aquellos momentos de frustración. Pero, a decir verdad, tanto mujeres como varones son difíciles en formas diferentes.
Cada chico es un individuo, desde luego. Su personalidad innata ayuda a moldear la manera en que la vida se desarrollará.
El ambiente (que nos incluye a los padres, como proveedores) también juega un rol en todo esto. Hay diferencias en la forma que manejamos a los niños y a las niñas desde el nacimiento.
En general, somos más suaves con las niñas, y a los niños solemos arrojarlos al aire y atraparlos repetidas veces.
Pero también es cierto que el cerebro de cada género, y el crecimiento, se desarrollan con distintas velocidades, influyendo en los comportamientos.
Sin dudas, los padres tratan en forma diferente a varones y mujeres porque éstos son diferentes desde el momento que nacen. Sus cerebros, en pocas palabras, están ensamblados de distintas maneras.
Entonces, ¿podemos finalmente encontrar una respuesta al eterno debate sobre cuál sexo es más difícil de criar? Mucho dependerá de lo que estés mirando y cuándo lo estés mirando.
Disciplina
¿Por qué los chicos nunca escuchan lo que les decimos? Resulta que su capacidad de escuchar no es tan buena con la de las mujeres, y esta diferencia tiende a incrementarse a medida que pasa el tiempo.
La audición de las mujeres es más sensible en el rango de frecuencia vital para la discriminación del discurso, y los centros verbales en su cerebro se desarrollan con mayor celeridad.
Esto quiere decir que es más común que las mujeres respondan mejor a estrategias disciplinarias de tipo de recompensas o advertencias, como “no hagas esto” o “usa tus palabras”.
Los niños suelen ser más táctiles —ellos podrían necesitar que alguien los levante y los coloque en su sillita de paseo—.
Asimismo, son menos verbales y más impulsivos, lo que se hace especialmente evidente durante la primera infancia y los años preescolares.
Estas diferencias en el desarrollo contribuyen a catalogar en forma equivocada una conducta normal como problemática.
Cinco niños por cada niña son diagnosticados con alguna clase de desorden (desorden de conducta, trastorno bipolar, hiperactividad, déficit de atención, trastorno de integración sensorial, y trastorno de oposición desafiante).
Algunos chicos —con frecuencia varones— podrían simplemente estar en el límite de lo normal. Ellos necesitan más posibilidades de gastar su energía y, al mismo tiempo, una imposición de límites más severa por parte de los padres.
Conclusión:
Los niños son más difíciles en este aspecto.
Seguridad física
Todos sabemos lo difícil que es evitar que nuestra casa se convierta en una suerte de centro deportivo, donde incluso se practican deportes extremos.
Por lo general, los varones son más agresivos y adoran correr riesgos, por eso el gasto mensual de curitas suele ser superior al de una casa de chicas.
Aunque puede sonar peligroso, permitir que los chicos exploren construye el carácter, implica una mayor confianza.
Mientras que los niños necesitan un cable a tierra que los ayude a calmarse, las chicas puede que necesiten ayuda para arriesgarse un poco más.
En este sentido, aliéntala a atravesar un muro, a nadar en la parte profunda de la pileta, o a la práctica de deportes en general.
Conclusión:
Los niños son más difíciles en este aspecto.
Comunicación
Desde su nacimiento, las mujeres suelen interesarse más en los colores y las texturas, como los de un rostro humano, mientras que los niños suelen interesarse más en los movimientos, como un remolino que da vueltas.
Estas diferencias quedan en evidencia en la manera en que los chicos dibujan: las mujeres usan la mayor cantidad de colores posibles para dibujar objetos.
Por su parte, los chicos se interesan más por el movimiento y se inclinan hacia el azul, negro y plateado, y suelen colorear escenas (autos chocando o guerras).
En pocas palabras, las chicas están orientadas hacia las personas, los chicos se orientan a las acciones. Al prestar más atención a los rostros de las personas, las niñas pueden leer algunos signos no verbales, como una expresión o un tono de voz.
Los niños no sólo aprenden a hablar más tarde y cuentan con un vocabulario más limitado, sino que también tienen mayores problemas para conectar sentimientos con palabras.
Además, les cuesta mantener el contacto visual. Mientras que la mayoría de las mujeres comparten sus sentimientos y dan detalles a los eventos, los niños no ven esto como algo importante.
Aunque en los primeros años de vida las chicas parecen más sueltas en términos de comunicación, alrededor de los ocho años comienzan los problemas sobre quién está enojado con quién o qué dijo y cómo.
Lo ideal es establecer desde el principio una comunicación abierta y que de esa manera la niña sepa recurrir a su madre cuando lo necesite.
Importante: Es frecuente que los padres se asusten al ver que sus hijos varones sostienen menos el contacto ocular que las niñas, y presuman que su hijo padece autismo, ya que éste es uno de sus síntomas frecuentes.
Sin embargo, esta posibilidad suele ser desechada, y la explicación normal es que el varón tiene una menor disposición prolongar el contacto ocular.
Conclusión:
Los niños son más difíciles en un primer momento. Luego, las niñas.
Autoestima
Desarrollar una imagen propia saludable es un factor clave para todos los chicos. Pero al ser un género más social y obediente, las mujeres tienden a crecer con menos confianza y más inseguras que los niños.
Con frecuencia, las mujeres son ejercitadas desde pequeñas para halagar a otras personas.
Esta presión cultural por poner las necesidades de otros en primer lugar, ignorar los propios sentimientos intrínsecos, y evitar preguntarse qué es lo que uno quiere realmente, ha sido por demás dañina para las mujeres.
A pesar del hecho de que ellas disfrutan de la atención positiva y de los honores que conlleva el gratificar a otros, lo más posible es que su autoestima se vea perjudicada.
El instinto de madre que hay en toda mujer comienza a manifestarse desde estadios muy tempranos. En este sentido, no es extraño ver a una niña de 10 años cuidando y complaciendo a sus hermanos menores.
Desde luego, el instinto de madre y los cuidados consecuentes no tienen nada de malo. De hecho, son virtudes para todos.
Sin embargo, esto hace que muchas veces las niñas se olviden de explorar y fortalecer su naturaleza interior.
Por otra parte, la imagen corporal es una parte importante de la autoestima, y si bien existe seguramente una disfunción de la imagen corporal en hombres y niños, por lo general la cuestión está más presente en las mujeres.
La aparición de las curvas que suelen acompañar el advenimiento de la pubertad colisiona con la delgadez irreal que la adolescente ve en buena parte de las mujeres que forman parte de la sociedad.
Ten cuidado con los mensajes que das acerca de tu propio cuerpo, las dietas, y el ejercicio.
Es demasiado obvio que la imagen corporal negativa de la adolescente puede originarse al ver a su madre mirarse críticamente al espejo y quejarse. Enseña a tu hija a escuchar las señales de hambre y saciedad de su cuerpo.
Las chicas que escuchan sus cuerpos suelen escuchar sus propios instintos en otras áreas. Los deportes son un recurso excelente para que las mujeres ganen confianza y una saludable apreciación por sus cuerpos.
Conclusión:
Las niñas son más difíciles en este aspecto.
Escuela
Los chicos y la educación moderna no suelen llevarse del todo bien. Un día dentro de cuatro paredes y un énfasis prematuro en el aprendizaje teórico y visual supone mucho de un grupo que llega a la escuela en un grado de madurez menor.
En los primeros años, la mayoría de los chicos suelen ir detrás de las chicas a la hora de desarrollar la atención, el autocontrol, y el lenguaje.
La disminución de la edad en la currícula de los jardines de infantes no ha tenido en cuenta que el cerebro se desarrolla en secuencias diferentes en mujeres y varones.
La música, las manualidades con arcilla, la pintura con manos, y los ejercicios físicos —actividades que en otro tiempo ayudaban a los chicos a aclimatarse a la escuela— están desapareciendo.
Asimismo, pocos maestros están entrenados en forma adecuada para lidiar con los problemas resultantes.
Un área en la que las mujeres van detrás de los varones es en el aprendizaje espacial, como puede ser la geometría.
Las mujeres pueden usar distintas partes de su cerebro para procesar las percepciones espaciales.
En consecuencia, padres y maestros deben presentar oportunidades iguales —carentes de toda forma de presión— a ambos sexos para superar aquellas tareas que les resultan desafiantes.
Conclusión:
Generalmente, los niños son más difíciles en este aspecto.
Conclusión
Finalmente, podemos decir que el consenso general señala que los niños son más problemáticos en un primer momento, y que la mujer comienza a ser más problemática a partir del inicio de la preadolescencia.
jueves, 17 de septiembre de 2009
domingo, 13 de septiembre de 2009
MAS ACERCA DE LA DISCIPLINA, PARTE 1
Disciplina, Límites y Planeación
¿Qué es la disciplina?
Disciplina es una característica que se refiere a ser constante en nuestras actividades, responsabilizarnos de los compromisos que tenemos, aceptar y cumplir las reglas en nuestra familia, trabajo y sociedad.
¿Por qué es importante la disciplina?
Cuando una persona es disciplinada:
- Le es fácil cumplir con lo que se propone.
- Es constante y tiene mayor probabilidad de lograr lo que desea.
- Termina las cosas que empieza.
- Puede organizar sus actividades hacia una meta.
- No se da por vencido fácilmente.
- Sabe que para lograr algo, es necesario esforzarse y trabajar con ello.
- Es una persona con más posibilidades éxito y desarrollo personal.
¿Los (as) niños (as) disciplinados (as) son hijos (as) de padres y madres que castigan con frecuencia?
No. Ésta es una idea que se tiene, porque antes se educaba a los (as) hijos (as) usando principalmente los castigos para imponer lo que debía hacer. Son varios factores los que forman la disciplina de un (a) niño (a) y no sólo se establece por medio de castigos. Los (as) niños (as) disciplinados (as) son generalmente hijos (as) de madres y padres que señalan claramente los límites y exigen su cumplimiento, favorecen la autosuficiencia y promueven la creatividad y toma de decisiones.
¿Cómo se pueden resumir los puntos clave para enseñar a niños y niñas a ser disciplinados?
Debemos considerar los siguientes pasos:
- Conocer al niño o la niña y saber qué podemos esperar de él (ella) a cada edad… y qué espera él (ella) de nosotros (as).
Ejemplo: Saber cómo reacciones ante ciertas situaciones, qué le gusta y qué no le gusta, qué lo entristece, qué lo hace enojar, cuánto se nos acerca y en qué momento, qué tanto nos dice como se siente.
- No esperar y exigir conductas que no correspondan a su edad y asignar sólo tareas que realmente pueda hacer a esa edad. Por ejemplo: No pedirle que haga algo sin explicarle poco a poco cómo lo puede hacer y confirmar que entendió: "¿Puedes explicarme ahora tú cómo lo vas a hacer?".
- Definir claramente las reglas familiares, o sea que padres y madres discutan lo que se permite o no en la casa y los valores que se consideren importantes en la familia. Comunicar claramente lo que se espera. Por ejemplo: "Cada quien hace su cama". "Nunca abras los cajones de las demás personas". Todos somos amigos y podemos platicar con confianza lo que pasa.
- Ser constantes en la formación de hábitos estableciendo rutinas que poco a poco el niño o niña realice sin supervisión. Disminuir gradualmente la ayuda que se le da para bañarse, vestirse o comer.
- Permitir que el (la) niño (a) experimente hasta donde sea posible (sin que se perjudique su salud o seguridad), las consecuencias de su conducta para sí mismo (a), en vez de castigar. Por ejemplo: dejarlo (a) que camine solo (a) aunque se caiga, que haga la tarea aunque no le salga perfecta.
- Comunicarle a la niña o al niño con claridad qué conductas son inadecuadas. Por ejemplo: "No le debes pegar a tu hermano". "No grites". Y cuáles adecuadas: "Di gracias". "Siéntate derecha".
- Establecer límites siendo firmes. Por ejemplo: "Sólo puedes ver un programa de televisión al día cuando hayas terminado la tarea".
- Ofrecer alternativas de conductas adecuadas. Por ejemplo: "No grites, cuando me quieras decir algo cuenta hasta diez y luego me lo dices".
- Elogiar el comportamiento positivo. Por ejemplo: "¡Qué bien ordenaste tu cajón!", "¡Qué bonita carta escribiste!".
- Promover una comunicación familiar clara y abierta. Por ejemplo: "Hoy en la noche cenamos juntos y platicamos sobre qué vamos a hacer el fin de semana", en ves de "Yo decido qué se hace el fin de semana"; "quiero decirte por qué me enojé contigo", en vez de "quítate, no te quiero ver".
Bibliografía
Givaudan, Martha/ Pick, Susan.
Yo papá, yo mamá. Grupo Editorial Planeta, México, 1995.
viernes, 4 de septiembre de 2009
Los padres, los niños y la mala conducta
Lo que sigue es una guía de 10 puntos para manejar la conducta de su hijo.
Aunque se considera que cada uno de ellos es igual de importante, los tres primeros se posicionan privilegiadamente al considerar que proveen la base sobre la cual los padres pueden manejar exitosamente el comportamiento de sus hijos.
1) Relación padre/hijo. Esto está en primer lugar de la lista porque todos los demás dependen de éste.
Básicamente, si usted no ha establecido un sólido apego y cariño entre usted y su hijo que esté caracterizado primariamente mediante mirada positiva (de su parte), usted no tiene la base necesaria desde la cual manejar exitosamente la conducta.
Los niños hacen lo que sus padres dicen primariamente porque a los niños les importa lo que piensan sus padres de ellos o cómo se sienten sobre ellos.
2) Pasando tiempo o “tiempo de suelo”. Esta regla va de la mano con la anterior.
Usted debe pasar tiempo con su hijo en una base regular que no esté centrada alrededor de los problemas de conducta, y este tiempo debería ser usado para jugar, conversar, y actividades constructivas de relación.
Cuanto más amor y comprensión sienta su hijo por usted, más fácil será manejar su comportamiento.
3) Desarrollo de conocimiento. Asegúrese de saber lo que su hijo es capaz de hacer dependiendo de su edad.
Muy a menudo los padres personalizan las malas conductas de sus hijos como si lo estuvieran haciendo “a propósito”.
A veces esto es cierto, pero muy a menudo es bastante natural para su edad de desarrollo. Conocer esto lo ayuda a ver a ver el manejo de conductas más objetivamente y menos reactivamente.
4) Clara delineación de reglas. Esto puede parecer sencillo, pero es muy fácil encontrarse metiendo la pata en reglas que usted mismo planteó.
Igualmente, es igual de problemático si usted no plantea cada parte de las reglas de manera clara y concisa. No plantee muchas reglas juntas, especialmente con niños pequeños.
Haga una muy clara definición. Cuanto más pequeño es el niño, más exactas deben ser las palabras.
5) Refuerzo positivo. Atienda, aplauda, felicite, abrace a su hijo cada vez que el niño se comporta exitosamente en la manera que usted lo ha prescripto.
Sea cuidadoso, sin embargo, de no usar inductores materiales para la buena conducta (tales como comprar nuevos juguetes, etc).
Los refuerzos deberían estar centrados alrededor de sentimientos de autoestima, cumplimiento y cooperación.
Haga algo con su hijo tal como jugar un juego, ir al parque, o simplemente dar elogios verbales y apreciación como recompensa.
6) Proveyendo consecuencias. Para reglas que no parecen ser seguidas usando refuerzo positivo, los padres deben establecer consecuencias por fallas en la obediencia.
Estos deben ser realistas, coincidir con la naturaleza de la infracción, y enseñar algo si es posible. Luego, deben ser consistentemente reforzados.
Comience con pequeños tiempos limitados de “tiempo fuera” como consecuencias (esto es, que permanezca quieto en un lugar a la vista los minutos equivalentes a su edad); y luego lentamente aumente el tiempo o intensidad de la consecuencia por repetir las mismas infracciones (quita de privilegiostales como tv, un juguete, etc).
Cuando pueda, use consecuencias naturales. Un ejemplo sería que se utilice el dinero de su alcancía para reponer algo que haya roto.
7) Repetición. La repetición es una parte integral de todo aprendizaje y dominio. “Si al principio no tiene éxito, trate de nuevo”. Decida cuántas veces repetirá una orden antes de actuar sobre ella.
Realmente no debería ser más de dos o tres veces para el niño más pequeño y menos para uno mayor. Usted podría comenzar dando advertencia de lo que sucederá si no se sigue la regla, y luego continuar con la consecuencia si la advertencia es ignorada.
8) Consistencia. Tener consistencia en las reglas y tenerla al aplicar las consecuencias son ambas muy importantes.
Los niños naturalmente buscan escapatorias tales como desafiar su paciencia cuando está cansado. Pero estos son momentos en los que la consistencia es más importante y efectiva.
9) Acuerdo entre padres. Si dos padres están involucrados, deben estar de acuerdo con cuáles son las reglas, cuáles son las consecuencias, y cuáles son los procedimientos para llevar a cabo las consecuencias.
Nunca deje a un niño quedarse en lo que el otro padre haya dicho sin chequear primero y estar seguro de la ocurrencia de los hechos, y asegúrese que usted y su compañero están en completo acuerdo con las reglas antes de tratar de reforzarlas.
10) Modelo de conducta. Como siempre, quien usted es y cómo actúa es la más potente quía y maestro para su niño.
Trátelo/a con respeto en todas las situaciones, y esfuércese para manejar su conducta con actitud calma que viene de su entendimiento de que el auto-control es sumamente importante para usted y su hijo.
FUENTE: Por Lic. Martín Orellano.
Psicólogo Clínico, terapeuta infanto-juvenil con enfoque familiar
Suscribirse a:
Entradas (Atom)